Vengo hablando en este blog de machos y hembras: sus estrategias para reproducirse, curiosidades y otras cosas similares. Pero hay un problema clave que debemos afrontar: Si las estrategias y desarrollo de los individuos son distintos, ¿qué podemos identificar universalmente como “hembra” y qué como “macho”? ¿Cuál es la “esencia” de la femineidad y la masculinidad universal?
La respuesta parece evidente, pero no lo es en absoluto. Limitándonos sólo a los animales, una primera respuesta que se le puede venir a la mente a la gente es la capacidad de parir crías: las hembras traen al mundo a las crías (o al menos a los huevos) y los machos no. Si esa fuera la respuesta, de seguro los caballitos de mar tendrían algo que decir. Otra posible respuesta sería el aparato genital: pene = macho, vagina = hembra. Pues los que piensen así, deberían ir a convencer a las hienas de eso. Y si al lío le agregáramos otros organismos, como plantas u hongos, la cosa se complica más. El problema surge por limitar la sexualidad en general con a lo que hacen los humanos. Hay que quitar la perspectiva humana y ver la naturaleza como un todo.
La esencia máxima de virilidad no se encuentra en el tamaño (de nada), ni en poseer o no determinados órganos sexuales, ni siquiera tiene que ver con la incapacidad de dar a luz o poner huevos. Lo que hace macho a un macho es simplemente tener células sexuales (gametos) muy pequeñas (espermatozoides) comparadas con las células sexuales del otro organismo con el que se acople, el cual presentaría ovocitos (gametos grandes). A esta situación particular se le llama “anisogamia” (aniso = distinto tamaño), en contraposición a la “isogamia” (iso = igual), en la cual todas las células sexuales de todos los organismos de la población tienen el mismo tamaño y son todas móviles para poder “buscar” con quién acoplarse. Sólo en condiciones de isogamia, los conceptos de “macho” y “hembra” no tienen sentido biológico para organismos pluricelulares. Se cree que la isogamia es la condición ancestral, mientras que en la anisogamia, cuando se exageran los rasgos al máximo (células lo más pequeñas y móviles posibles vs células lo más grande posible y sésiles), se llega a la oogamia
Para imaginar las causas evolutivas que han llevado a este proceso (y esperando que me perdonen por el antropocentrismo y el darle “intencionalidad” a los involucrados), imaginemos una situación de isogamia generalizada en una población. Todas las células sexuales tendrían a ser más o menos similares, pero por diferencias propias de cada individuo, es posible imaginar pequeñísimas diferencias entre gametos: quizás algunos tendrían un poco más de “recursos” (serían levemente más grandes), lo cual supone una ventaja para el futuro nuevo organismo en cuanto a recursos disponibles para alimentarse. La evolución tendería a seleccionar a gametos cada vez más grandes porque son una ventaja evidente para la descendencia. Pero generar células más grandes es un gasto energético importante. Al haber células más grandes de lo normal, otras podrían dedicarse a ser equitativamente “más pequeñas” siempre que se puedan acoplar con las células más grandes para compensar la diferencia. Producir células más pequeñas tiene una ventaja económica importante, ya que son más baratas de producir, por lo que terminarían siendo seleccionadas por la evolución, siempre que logren encontrar a los gametos más grandes. Admito que no es una estrategia muy limpia, los gametos pequeños actúan como verdaderos parásitos explotadores de los gametos grandes, pero la Selección Natural no conoce mucho de ética humana. Con todo lo descrito, terminaron ocurriendo 2 cosas:
1) Se seleccionaba a las células más grandes y a las más pequeñas por sus ventajas, pero las células intermedias no poseían ventaja selectiva de ningún tipo, lo que terminó llevando a la especialización de gametos en “muy grandes” y “muy pequeños”.
2) Las células grandes se volvieron mucho más valiosas. Dado que ellas tendían a acumular todo el alimento para el futuro embrión, se volvieron células “caras” de producir. Los gametos pequeños que se producían en masa eran los más necesitados de buscar a los gametos grandes (si no me creen, sigan leyendo el blog y verán entradas espectaculares al respecto), por lo que ellos mantuvieron su movilidad. Y cual diva solicitada, los ovocitos al verse buscados por todos los espermatozoides, se dieron el lujo de ser células perezosas y se volvieron sésiles.
Esas pequeñas diferencias y estrategias abusivas de los espermatozoides explotando a ovocitos fueron las causas del desarrollo de machos y hembras, y son también los responsables de los conflictos sexuales, de los conflictos parentales y los conflictos generacionales que describiré en futuras entradas.
Hola! Algunos artículos tuyos me han hecho recordar a Javier Sampedro, escribe artículos en El Pais, pero yo hace mucho cojí un libro suyo en la biblioteca. Uno de los artículos que más me llamo la atención fue la de la viuda negra:
ResponderEliminar"Michael Sorenson, de la Universidad de Boston, acaba de demostrar un extraordinario caso de especiación que no requiere ninguna barrera geográfica, y que además está ocurriendo delante de nuestras narices (Nature, 21 de agosto). Las viudas africanas son unos pajaritos negros como el azabache que, al igual que el cuco, ponen los huevos en nidos de otras especies para que las incautas les críen a la prole. Pero tienen una peculiaridad: de polluelos aprenden las canciones de sus anfitriones. Cuando alcanzan la mayoría de edad se largan de su nido adoptivo, como buenos parásitos desagradecidos, pero llevan impresa en el cerebro la marca de su destino. Porque los machos cantan las canciones que han aprendido de pequeños. Y las hembras eligen como pareja sólo a los machos que cantan esas mismas canciones. Para colmo, cuando esas hembras tienen que poner los huevos, eligen los nidos de la especie que canta la misma canción, con lo que el ciclo se repite generación tras generación.
El resultado de esa auténtica bomba darwiniana es que una única especie de viuda africana se ha dividido recientemente en nada menos que diez especies distintas: cada vez que a una viuda le da la pájara y deja sus huevos, aunque sea por error, en el nido de una especie no ensayada hasta entonces, la bomba darwiniana se pone en marcha y acaba apareciendo un nuevo modelo de viuda. No se precisa mucho tiempo. Tampoco una barrera geográfica. Basta perder por un minuto la partitura.
Imaginen un símil humano. Los niños que crecen inyectándose OT se hacen adultos, se van de casa y sólo se aparean con otros niños que también crecieron inyectándose OT y, ¡oh, Dios mío!, allí no surge ninguna especie nueva porque todos los niños del mundo han crecido con la misma canción. La permanencia intacta de nuestra especie parece estar garantizada por el mal gusto."
http://fierasysabandijas.galeon.com/enlaces/sampedro.htm
Me encantó la historia. Tú como antropóloga en la luna me podrás confirmar mejor de lo que yo podría saber, pero eso que comentas en las aves respecto al aprendizaje del canto en el lugar en el que estén es factible hablarlo como herencia cultural?
ResponderEliminarOjalá tenga el honor de leerte por estos lados. En lo particular, no me pierdo ninguna entrada tuya ;)
¡Eh! qué chévere esa manera simple y muy buena didáctica que le da un toque de diversión, curiosidad y fácil de entender para quienes no somos científico pero estamos interesados en la biología y temas cercanos.
ResponderEliminarMuy buen artículo, por cierto, tengo una mala vista, y quisiera consultar si el fondo del blog puede ser claro y la letra oscura no más, pero igual excelente.
Por cierto ¿me permite enlazar su blog en el mío?
Perdón por la demora en responder, entré a clases y e tenido que dejar todo de lado por un tiempo...
EliminarMe alegra que te gusten las entradas, es la idea de esta página.
Respecto a la estética blogera, lo tendré en cuenta pero será para cuando tenga suficiente tiempo libre, y no será en el corto plazo...
Y lo de enlazar, por supuesto que sí! Toda propaganda es bienvenida :D