5 abr 2012

¿Feos?

Hasta ahora, más allá de algún tecnicismo, la selección sexual la hemos visto como algo bastante simple: ya sea por el método del hándicap, el runaway u otros, tenemos dimorfismo sexual, rasgos deseables elegidos por hembras o armas para ganar harenes por parte de machos. Los propios humanos hemos pasado por ese proceso (tema tocado acá y acá, aunque todavía debo una entrada al respecto).

Creo que llegó el momento de complicar un poco el asunto: Si todo lo dicho es cierto, ¿por qué existe gente fea? Omitamos el comentario políticamente correcto de que la belleza interior cuenta y que la belleza es subjetiva (cosa que no es del todo cierto: hay ciertos estándares deseables, y no sólo en la cultura occidental). Estadísticamente, la gente más atractiva (por cierto, la belleza física muchas veces va ligada a calidad de genes y salud) debería tener más facilidad para encontrar pareja (presumiblemente atractiva) y dejar hijos en teoría atractivos, de modo que a la larga todos deberíamos ser “guap@s”. Y sin embargo, seamos sinceros: eso no ocurre.


Al rescate viene uno de los juguetes favoritos de los genetistas: la querida Drosophila Melanogaster. En este estudio lo que hicieron fue seleccionar de una amplia muestra a los genotipos que presentan mayor y menor aptitud para el sexo, tanto en machos como hembras (como las de la foto, que están coqueteando) y los cruzaron en todas las combinaciones posibles. ¿Resultado? Las hembras más sexy’s tenían hijas muy aptas, pero hijos regulares, mientras que los mejores padres tenían hijas normalitas, pero el genotipo paterno no afectó mayormente a los machos (la mayoría de los caracteres que apuntan al fitness sexual se encuentran en el cromosoma X materno en Drosophila). Lo más llamativo de todo: según los autores el acoplamiento entre los machos más atractivos y las hembras más atractivas produjo la descendencia de menor calidad.

Debemos partir de una base: lo que hace atractivo a un macho no es lo mismo que hace atractivo a una hembra. Una hembra podría mostrar mayor “atractivo” siendo excelente buscando comida, mientras que un macho lo podría hacer mostrándose como todo un semental. Los genes que son buenos en un género, no tienen por qué serlos en el otro. Y eso es algo válido para todos, incluidos los humanos.

Es importante remarcar que no se puede universalizar la idea de “la fealdad se hereda vía materna”. Ese análisis superficial, burdo y exagerado (pero de un enganche espectacular para la mala divulgación científica) es impreciso por otro motivo importante: al parecer en mariposas y las aves, el proceso es justo al revés. Éstos animales tienen cromosomas sexuales ZZ para machos y ZW para hembras, es decir, el macho es el que presenta cromosomas sexuales iguales. Curiosamente cuando en esos animales se da un gran dimorfismo sexual, suelen ser los machos homocigotos los más atractivos-llamativos y las hembras las menos bonitas. Muy probablemente hay una inversión de roles y la fealdad en este caso se heredaría vía paterna.

Una última advertencia: que las aves y las mariposas nos parezcan bellas a los humanos, no significa que sean objetivamente bellas. Un "araño" encontrará bellísima a su araña. El estudio es interesante, pero se requiere mucha investigación en genética para llegar a conclusiones definitivas. Pero al menos sirve como una aproximación al por qué los feos somos tantos…

2 comentarios:

  1. Hola Jok

    Dame tu correo electrónico de contacto, para que pueda mandarte algo sobre mi libro del pavo inglés ;)

    Mi dirección:
    taosuna(arroba)gmail(punto)com

    Un saludo

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  2. Hola, de casualidad llegué aquí y me encantó la forma en la que planteas los temas sobre selección sexual, Te felicito. Saludos

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